La efectividad de los ejercicios oculares depende principalmente del problema de visión que se esté tratando. Aunque pueden ser útiles para algunas afecciones menores, no son una solución universal, especialmente si se espera eliminar la necesidad de gafas o lentes de contacto.
Condiciones donde los ejercicios oculares pueden ayudar
- Estrabismo (desalineación ocular)
Algunos ejercicios pueden ser beneficiosos para quienes tienen desalineación ocular leve, como la exotropía intermitente (cuando un ojo se desvía hacia afuera tras períodos prolongados de trabajo cercano). Ejercicios como la convergencia y los “pencil push-ups” pueden mejorar la coordinación en casos menos graves. Sin embargo, los casos moderados o graves requieren intervención médica y no mejorarán solo con ejercicios. - Insuficiencia de convergencia
Esta condición, que afecta la capacidad de alinear los ojos para tareas cercanas, es la que tiene más evidencia de apoyo para ejercicios oculares. Programas estructurados como la terapia visual pueden generar mejoras significativas en la capacidad de enfoque y coordinación ocular. - Ambliopía (ojo vago)
Los ejercicios oculares por sí solos no pueden tratar la ambliopía. Sin embargo, pueden ser parte de un plan de tratamiento más amplio, que incluya terapia con parches para ayudar al cerebro a depender más del ojo afectado.
Condiciones donde los ejercicios oculares son ineficaces
- Errores refractivos (miopía, hipermetropía, astigmatismo)
Estas condiciones resultan de la incapacidad del ojo para enfocar correctamente la luz sobre la retina, debido a problemas estructurales como la forma de la córnea o el lente, o la longitud del globo ocular. Los ejercicios oculares no pueden alterar estas características físicas, por lo que no corregirán los errores refractivos. - Presbicia (pérdida de visión cercana relacionada con la edad)
La presbicia es un proceso natural de envejecimiento que afecta el lente del ojo. Los ejercicios oculares no pueden revertir el endurecimiento del lente, por lo que no mejorarán la capacidad de enfocar objetos cercanos. - Condiciones patológicas
Enfermedades como el glaucoma, la degeneración macular o la retinopatía diabética requieren tratamiento médico o quirúrgico y no se benefician de los ejercicios oculares.
Conceptos erróneos comunes sobre los ejercicios oculares
- “Los ejercicios oculares pueden curar todos los problemas de visión”: Esto es falso. Si bien los ejercicios pueden abordar problemas funcionales específicos, no pueden cambiar la estructura subyacente del ojo.
- “El Método Bates es efectivo”: Las afirmaciones sobre el Método Bates y otros enfoques no científicos carecen de evidencia clínica. Una revisión exhaustiva realizada por la AAO en 2013 no encontró evidencia de que las técnicas de entrenamiento visual mejoren la visión.
- Investigaciones recientes, incluida una meta-análisis de 2023 que evaluó el impacto de los ejercicios oculares en la miopía, no encontraron mejoras significativas en la agudeza visual, lo que sugiere un apoyo limitado para su efectividad en controlar o prevenir la progresión de la miopía.
¿Por qué algunas personas creen que los ejercicios oculares mejoran su visión?
La percepción de que los ejercicios oculares pueden corregir errores refractivos suele deberse a factores psicológicos, mejoras temporales y la mala interpretación de los resultados:
- Alivio temporal de la fatiga ocular
Algunos ejercicios se centran en relajar los músculos ciliares que controlan el lente del ojo. Esto puede mejorar temporalmente el enfoque y reducir los síntomas de fatiga ocular, lo que lleva a las personas a creer que su visión ha mejorado, aunque sea de forma temporal. - Efecto placebo y sesgo de confirmación
Una creencia fuerte en la efectividad de los ejercicios oculares puede inducir un efecto placebo que hace que se perciban mejoras, incluso si no ocurren cambios fisiológicos. Además, las personas motivadas a “curar” su visión tienden a notar los momentos en que su visión parece más clara, lo que refuerza la falsa creencia de que los ejercicios están funcionando. - Pruebas de visión inconsistentes
Cuando las personas evalúan su propia visión, puede no ser preciso. La visión fluctúa naturalmente debido a factores como fatiga, estrés o hidratación, por lo que las mejoras ocasionales pueden ser interpretadas como una mejora real. - Mala interpretación de los resultados
Ajustar temporalmente el enfoque durante los ejercicios puede sentirse como una mejora permanente, pero no cambia el error refractivo. Además, mejores condiciones de iluminación o menos uso de pantallas durante los ejercicios pueden mejorar temporalmente la visión sin alterar los errores refractivos. - Afirmaciones pseudocientíficas
Programas como el Método Bates suelen hacer afirmaciones no respaldadas sobre la reversión de los errores refractivos. El lenguaje persuasivo y los testimonios pueden convencer a las personas de que están obteniendo “resultados” a pesar de la falta de evidencia científica.
En resumen
Aunque los ejercicios oculares pueden ser útiles para problemas funcionales específicos, como la insuficiencia de convergencia, no son efectivos para problemas estructurales como los errores refractivos o enfermedades oculares graves. Las afirmaciones sobre la reversión de errores refractivos a través de ejercicios no están respaldadas por evidencia científica, por lo que es importante abordar estas afirmaciones con cautela.
