En medio del ajetreo de los preparativos para el regreso a clases, es fácil que los padres olviden un elemento crucial en la lista de cosas por hacer: agendar un examen ocular anual.
Así como los exámenes físicos y las visitas regulares al dentista son esenciales, asegurar que la salud visual de tu hijo forme parte de su plan de bienestar es igualmente importante. Esto aplica a niños desde la educación preescolar hasta adolescentes.
Según la Asociación Americana de Optometría (AOA, por sus siglas en inglés), uno de cada cuatro niños en edad escolar tiene un problema visual que, si no se trata, puede afectar su aprendizaje, comportamiento y ajuste escolar general. Si notas que tu hijo o adolescente entrecierra los ojos, lee demasiado cerca, cubre un ojo, se frota los ojos, se queja de dolores de cabeza o muestra signos de falta de atención, puede ser hora de un examen ocular. La buena noticia es que la mayoría de los problemas de visión, cuando se detectan a tiempo, son tratables.
Comienza agendando un examen ocular completo con un optometrista. Estos exámenes son más completos que la prueba de visión básica que tu hijo recibe durante su examen físico anual.
Un optometrista realizará diversas pruebas basadas en el historial de salud de tu hijo y cualquier antecedente familiar de problemas visuales. Las pruebas incluyen:
- Agudeza visual: Evalúa qué tan bien ve cada ojo utilizando una carta de lectura.
- Función visual: Prueba la percepción de profundidad, visión del color, movimientos de los músculos oculares, visión periférica y cómo responden las pupilas a la luz.
- Queratometría/topografía: Mide la curvatura de la córnea, lo que es especialmente importante para el ajuste de lentes de contacto.
- Refracción: Determina la prescripción de lentes para miopía, hipermetropía o astigmatismo.
- Enfoque ocular/Trabajo en equipo/Movimiento: Evalúa cómo los ojos se enfocan, se mueven y trabajan juntos para crear una imagen clara y única.
- Salud ocular general: Utiliza gotas dilatadoras para ampliar las pupilas y examinar más de cerca las estructuras internas del ojo, así como los tejidos circundantes y la presión intraocular.
La AOA recomienda que todos los niños se sometan a su primer examen ocular entre los 6 y 12 meses, o según lo recomendado por su pediatra. Deben hacerse otro examen al menos una vez entre los 3 y 5 años y nuevamente antes de ingresar a primer grado. Los pediatras realizan exámenes básicos de visión durante los chequeos regulares, pero pueden derivar a un oftalmólogo si se detectan anormalidades.
A partir de entonces, los niños de 6 a 18 años deben recibir un examen ocular anual, o con mayor frecuencia si tienen problemas de visión o antecedentes familiares de trastornos oculares. Aunque puedes agendar estos exámenes en cualquier momento del año, es especialmente útil hacerlo al comienzo del año escolar. Contáctanos hoy para agendar un examen.
La mayoría de los planes de seguro médico cubren los exámenes oculares anuales completos para los niños.
¡Recuerda, regreso a clases = regreso al oftalmólogo!
